
Se acercó lentamente por detrás y me abrazó; sentí como mi mundo se puso a sus pies y es que no hay nada más bonito que esa persona especial te de lo que tanto deseas... Amor. Sin rogarlo, sin exigirlo, sin egoísmo, sin mentiras y sin temor.
No hay nada más bonito que estar en un lugar donde el aire se inunde de paz al recibir los abrazos, las caricias y las palabras que salen de corazones disponibles para dar lo mejor de sí, con el único objetivo de dar felicidad y generar experiencias con la transformación que ocurre cuando llega el amor.
Y en esos días las palabras empiezan a fluir cómo miel y no porque todo ande bien, sino que demuestran que estás recibiendo mucho amor.
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